Todos los que alguna vez han visitado un Centro de Pilates han
sentido curiosidad por las famosas e intimidantes máquinas de Pilates – si
acude a un estudio apegado al método de Pilates Clásico, y quiere evitar
miradas inquisidoras, por favor no las llame máquinas, de lo contrario vendrá
la inevitable corrección: Pilates
Apparatus.
Y cómo no sentir curiosidad si al ver las máquinas de
Pilates lo primero que pasa por nuestra mente es la palabra tortura. ¡Nada más
alejado de la realidad! La verdad es que estas máquinas fueron creadas con la
finalidad de rehabilitar enfermos durante la segunda guerra mundial, su uso fue
cambiando paulatinamente para entrenar bailarines recuperándose de lesiones y
hoy en día podemos conseguir diversos programas adaptados para mujeres
embarazadas, personas de la tercera edad y hasta para los atletas más
exigentes.
Una sesión de Pilates en cualquiera de las máquinas o apparatus es una experiencia deliciosa
sin importar el nivel en el que uno se encuentre. Generalmente estas sesiones
son privadas o semi-privadas –los centros de Pilates serios no tienen clases
con más de tres personas a menos que sea una Master Class y los practicantes tengan un nivel avanzado- por lo
cual aquellos quienes se entusiasman a tomar una de estas clases cuentan con una
atención más personalizada y pueden profundizar un poco más en los ejercicios
del repertorio si lo comparamos a una clase de piso.
La resistencia que encontramos en las máquinas o apparatus de Pilates, junto con las
descripciones del instructor hace que entendamos y sintamos mejor los ejercicios
llevando nuestra práctica a otro nivel. Una vez que hacemos una sesión en
cualquiera de los apparatus notaremos
la diferencia no sólo en la ejecución de los ejercicios de piso, sino en
nuestra postura diaria y nuestra forma de movernos.
Hoy en día podemos encontrar en el mercado una amplia
variedad de máquinas y/o apparatus, desde los
diseños más clásicos por Gratz Industries, hasta los más contemporáneos por
Balance Body o PeakPilates –por sólo mencionar algunos de los fabricantes-. En
todos encontraremos esa deliciosa sensación, muchas veces adictiva, de entrenar
nuestros cuerpos de manera uniforme y profunda al mismo tiempo que notamos esa
conexión intrínseca que existe entre la mente y el cuerpo.
Normalmente las sesiones en las máquinas tienen un costo
mayor que las de piso pero véalo como una inversión, una manera de consentirse
e inclusive una forma de rehabilitación o prevenir lesiones que le ayudará a
comprender el método de una manera más completa. ¡Le puedo asegurar que lo
disfrutará enormemente!